1. ¿Qué enseña la Iglesia sobre la familia?
La Iglesia enseña que la familia es uno de los bienes más preciosos de la humanidad.
2. ¿Por qué es un bien tan precioso?
La familia es un don tan precioso porque forma parte del plan de Dios para que todas las personas puedan nacer y desarrollarse en una comunidad de amor, ser buenos hijos de Dios en este mundo y participar en la vida futura del Reino de los Cielos: Dios ha querido que los hombres, formando la familia, colaboren con Él en esa tarea.
3. ¿Dónde están revelados los planes de Dios sobre el matrimonio y la familia?
En la Sagrada Escritura -la Biblia-, se narra la creación del primer hombre y de la primera mujer: Dios los creó a su imagen y semejanza; los hizo varón y mujer, los bendijo y les mandó crecer y multiplicarse para poblar la tierra (cf. Gen 1,27). Y para que esto fuera posible de un modo verdaderamente humano, Dios mandó que el hombre y la mujer se unieran para formar la comunidad de vida y amor que es el matrimonio (cf. Gn 2,19-24).
4. ¿Qué beneficios trae formar una familia como Dios manda?
Cuando las familias se forman según la voluntad de Dos, son fuertes, sanase y felices; hacen posible la promoción humana y espiritual de sus miembros contribuyendo a la renovación de toda la sociedad y de la misma Iglesia.
5. ¿Cómo ayuda la Iglesia a los hombres para que conozcan el bien de la familia?
La Iglesia ofrece su ayuda a todos los hombres recordándoles cuál es el designio de Dios sobre la familia y el matrimonio. A los católicos corresponde de modo especial comprender y dar testimonio de las enseñanzas de Jesucristo en este. campo.
6. ¿Cómo es posible realizar plenamente el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia?
Sólo con la ayuda de la grada de Dios, viviendo de verdad el Evangelio, es posible realizar plenamente el proyecto de Dios sobre el matrimonio y la familia.
7. ¿Por qué hay tantas familias rotas, o con dificultades? ¿Por qué a veces parece tan difícil de cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio?
Adán y Eva pecaron desobedeciendo a Dios y desde entonces todos los hombres nacen con el pecado original. Este pecado y los que comete cada persona hacen difícil conocer y cumplir la voluntad de Dios sobre el matrimonio. Por eso Jesucristo quiso venir al mundo: para redimirnos del pecado y para que pudiéramos vivir como hijos de Dios en esta vida y alcanzar el Cielo. Hace falta la luz del Evangelio y la gracia de Cristo para devolverle al hombre, y también al matrimonio y a la familia, su bondad y belleza originales.
8. ¿Qué consecuencias tiene para toda la sociedad no cumplir el plan de Dios sobre la familia y el matrimonio?
Cuando la infidelidad, el egoísmo y la irresponsabilidad de los padres respecto a los hijos son las normas de conducta, toda la sociedad se ve afectada por la corrupción, por la deshonestidad de costumbres y por la violencia.
9. ¿Cuál es la situación de la familia en nuestra sociedad?
Los cambios culturales de las últimas décadas han influido fuertemente en el concepto tradicional de la familia. Sin embargo, la familia es una institución natural dotada de una extraordinaria vitalidad, con gran capacidad de reacción y defensa. No todos estos cambios han sido perjudiciales y por eso el panorama actual sobre la familia puede decirse que está compuesto de aspectos positivos y negativos.
10. ¿Qué aspectos positivos se notan en muchas familias?
El sentido cristiano de la vida ha influido para que en nuestra sociedad se promueva cada vez más: una conciencia más viva de la libertad y responsabilidad personales en el seno de las familias; el deseo de que las relaciones entre los esposos y de los padres con los hijos sean virtuosas; una gran preocupación por la dignidad de la mujer; una actitud más atenta a la paternidad y maternidad responsables; un mayor cuidado a la educación de los hijos; una mayor preocupación de las familias para relacionarse y ayudarse entre sí.
11. ¿Qué aspectos negativos encontramos en las familias de nuestro país?
Son muchos y todos ellos revelan las consecuencias que provoca el rechazo del amor de Dios por los hombres y mujeres de nuestra época. De modo resumido podemos señalar: una equivocada concepción de la independencia de los esposos; defectos en la autoridad y en la relación entre padres e hijos; dificultades para que la familia transmita los valores humanos y cristianos; creciente número de divorcios y de uniones no matrimoniales; el recurso fácil a la esterilización, al aborto y la extensión de una mentalidad antinatalista muy difundida entre los matrimonios; condiciones morales de miseria, inseguridad y materialismo; la emergencia silenciosa de gran número de niños de la calle fruto de la irresponsabilidad o de la incapacidad educativa de sus padres; gran cantidad de personas abandonadas por falta de familia estable y solidaria.
12. ¿Qué podemos hacer para que los signos negativos no prevalezcan?
La única solución verdaderamente eficaz es que cada hombre y cada mujer se esfuerce por vivir en sus familias las enseñanzas del Evangelio, con autenticidad. El sentido cristiano de la vida hará que siempre prevalezcan los signos positivos sobre los negativos, aunque éstos nunca falten.
13. ¿Jesucristo nos dio algún ejemplo especial sobre la familia?
Sí, porque Jesucristo nació en una familia ejemplar; Sus padres fueron José y María. Les obedeció en todo (cf. Lc 2,51) y aprendió de ellos a crecer como verdadero hombre. Así pues, la familia de Cristo es ejemplo y modelo para toda familia.
14. ¿Esas enseñanzas son válidas para la familia de nuestros días?
Los ejemplos de la Sagrada Familia alcanzan a los hombres de todas las épocas y culturas, porque el único modo de conseguir la realización personal y la de los seres amados es crear un hogar en donde la ternura, el respeto, la fidelidad, el trabajo, el servicio desinteresado sean loas normas de vida.
15. ¿Quiénes deben sentirse responsables de fortalecer la institución familiar?
Cada hombre es responsable de una manera u otra de la sociedad en que vive, y por tanto de la institución familiar, que es su fundamento. Los casados, deben responder de que la familia que han formado sea según el designio de Dios; los que permanecen solteros, deben cuidar de aquella en que nacieron. Los jóvenes y adolescentes tienen una particular responsabilidad de prepararse para construir establemente su futura familia.
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Aunque sectores sociales y religiosos conservadores la demonicen, la «píldora del día después» tiene serias limitaciones como para convertirse en un método anticonceptivo ordinario. Sólo es efectiva dentro de las primeras 72 horas después de la relación sexual de riesgo. Su eficacia más alta, del 95%, se da en las primeras 24 horas; pasadas las primeras 48 ó 72 horas, máximo, baja al 50 por ciento. A partir de ahí, se convierte en una «ruleta rusa».
Su principio activo es el levonorgestrel, un compuesto hormonal que actúa según el momento de administración. Si la ovulación no se ha producido, la inhibe y bloquea la liberación del óvulo, que no puede ser fecundado. Si la mujer ha ovulado, impide que el óvulo fecundado se asiente en el útero e inicie la gestación. Si ya hay embarazo, aunque sea incipiente, la píldora no interfiere ni provoca un aborto.
Dependiendo de la marca, esta píldora se presenta en una única dosis o en dos a intervalos de doce horas. Algunas mujeres experimentan un leve sangrado antes de volver a tener la regla con normalidad. A otras la primera menstruación después de tomar el fármaco se les retrasa algunos días. En 2005 se despacharon en España cerca de medio millón de unidades de este fármaco.
La venta libre de la píldora del día después sin receta a jóvenes mayores de 17 años fue una de las primeras medidas sanitarias de la administración Obama, adoptada hace menos de tres semanas.